miércoles, 20 de diciembre de 2017

esta soledad


más allá y más acá
de las pequeñas luces
   y las grandes farolas  
que intentan alumbrar mi alma
nunca nunca nunca
                                    me he sentido yo tan sola                                    
con esa honda tristeza
 que no me dejaba andar.
                                    
pero esta soledad
 la tan temida la enemiga
  me abraza íntima y tibia.
                             me despierta                           
   el corazón deshilachado 
   y lo cobija
    me liba el llanto
    me cosquillea en las manos
      me enseña a pensarte 
    sin más que eso
     me pincela la mirada
     me inquieta las manos
     me despliega sueños
      como si fueran nuevos.
      esta soledad me mece 
      y me estremece. 
       me revive.



jueves, 14 de diciembre de 2017

Jueves con pié forzado


Ayer fue miércoles toda la mañana. Por la tarde cambió: se puso casi lunes. Me dí cuenta, porque se me puso tranquilo el pelo, mis ojos se cambiaron de tabaco claro a un ámbar insulso, se enmustiaron mis labios como los de una vieja triste y desapareció la ilusión de jazmines que siempre se huele en mi escote. 
Y los lunes tienen éso. Cuando son tristes, son grises; son insoslayables: nos pica la garganta con un picor amargo; la mirada se nos pone como de ceniza y, a veces, se respira en todas partes una soledad cósmica: exagerada, absurda, inexplicable.
Me lo avisó el espejo al que llegué distraída y odié con todo el alma de esa mujer desamorada en que me fue mutando el miércoles de ayer por la tarde, cuando me fui de  tu vida, porque empezaste a amarme con un amor que me decía adiós..., adiós..., adiós!
Con un inalterable adiós de lunes, querido Eduardo. Con ese maldito adiós. 


viernes, 8 de diciembre de 2017

Jueves en el Paraíso





el Paraíso es
exactamente
este elegido atardecer 
este breve momento
entre el silbo del zorzal
y el arrullo de la torcaza

la distraída ficción luminosa
de tu abrazo.

el escenario que dibuja
tu mirada entre mis ojos
y los blancos pliegues 
de las urgentes sábanas.

y nuestros besos sedientos
siempre
de este breve Paraíso
nuestro. 
tan secreto
tan ajeno