martes, 29 de mayo de 2012


se durmió con su voz en el teléfono: "sabés cómo es todo lo que te quiero?" sintiendo que volver a amarse como amantes ha sido una buena decisión. y el suave murmullo de la selva volviendo al descanso. "me ha quedado clavada en los ojos la visión de ese carro de trigo...". a mitad de la noche la desvela por un momento la anotación aquella que debe dejar expresa en el documento inconcluso. antes que el sol, la despierta el desmesurado canto de un pájaro y un suave revoltijo de hambre que la hace reacomodarse sobre la aspereza del grueso tronco. la ducha le disfumina la pereza en leve sensualidad y sonríe con el cielo amarillento. tal vez haya sol. "...que cruzó rechinante y pesado sembrando de espigas el viejo camino". lindo el saludo cruzado con esa amiga de su hija y la invitación a un encuentro. se perfuma con ese aroma de pomelo y té verde que le refresca la piel y el alma, piensa en él como si lo deseara, y sale. el hambre la hace estirarse tan larga como es y le alerta el olfato: debe ponerse en movimiento. mientras desayuna piensa en José y lo llama como cada uno de estos años en esta fecha; cruzan un dialoguito apenas tibio, desdibujado por el tiempo. "no pretendas ahora que ría! tú no sabes en qué hondos recuerdos estoy abstraída!". guarda el libro que leerá en el subte y retoma el recuento que debe constar en lo que la ocupa. pesadamente se desliza en un cauteloso silencio que le viene en la sangre mientras su cerebro registra imágenes de su cuerpo fibroso saltando sobre la presa. de pronto se le cruza un espejo y se encuentra con sus ojos. es cierto, ya no son los mismos. sin embargo, él la mira como si sus ojos fueran siempre esa mirada con que ella lo renace. "desde el fondo del alma me sube un sabor de pitanga a los labios" y se ríe. necesita tocarse la piel en el borde del escote, sentirla suave aún. memora un fugaz romance. o dos. y aquel otro. se relame, solitaria; echada al sol, limpia su pelaje negro y brillante. ahora se mueve menos, pero mantiene intactos el instinto y la habilidad para cazar. mientras va leyendo, se le entrecruzan las compras que tiene pendientes, el resto del día, la reunión que la espera. y piensa en sus hijos con ese impulso que le empuja la sangre, como cada vez que los piensa. y, pegadita, la felicidad de contar con Cleo hasta diez en inglés. "uan chu tri for faiv six seven eig naix ten" y nuestras risas triunfales, sin importar que al nueve le diga naix. y sigue siendo lindo caminar por Florida antes que se vuelva loca de gente. satisfecha, vuelve a estirarse entrecerrando sus fieros ojos amarillos, ensayando sus garras, oliendo los mezclados olores de su vida, gozando del sol. envara la espalda y anda contenta. la brisa de la vida le arquea las pestañas. y las lunas aun le inquietan el ombligo. sonríe con esa forma de la sensualidad reinventada por fuerza de sentir el día. "soy la misma muchacha salvaje que hace años se acuesta a tu lado". la vieja pantera aun guarda su esencia.

todavía quedan veinte minutos para la reunión. es geminiana. tiene tiempo para comprarse flores e introducir la humorada de jugarle al 62.



viernes, 25 de mayo de 2012

dia de la Patria

hoy me desperté pensando en Celia, y en todo y todo lo que hizo para conseguir su documento que, según yo lo creía, le aseguraba un pequeño contrato laboral y una, seguramente, pequeña jubilación.
sin embargo, ayer, cuando nos deseamos "buen fin de semana largo", Celia agregó: "y feliz día de la Patria, doctora" y yo le concedí un: "Igualmente para usted, Celia, que es medio argentina!"
entonces, ella con ese tonito tan suave y tan firme de esa gente, me anotició: "Argentina entera, doctora! yo he pasado casi toda mi vida acá. tengo a mi familia y mi trabajo. acá fui a la escuela. y soy ciudadana argentina"
en ese momento, tomé en cuenta que Celia había lucido nuestra escarapela durante toda la semana.
yo pensé en mí, que a veces me muero si me quedo, pero siempre me muero si me voy y orgullosa de ella, le deseé: " Entonces, Feliz día, Celia. Y gracias, por mi y por la Patria".
ella es Celedonia Alvarez Camargo. nació en Bolivia hace setenta y cuantos años. hace poquito terminó la primaria con el título de "Mejor Compañera". y, además, es una amorosa compañera de trabajo.


miércoles, 16 de mayo de 2012

París, 5 de mayo de 2012.


                                                                 
Recibió aquella carta con un sobresalto.
      "Silvia, yo también espero que leas esta carta, que escribo sintiéndome como un "ladrón, saliendo a tu encuentro. No será, claro, una carta de amor; tampoco la "esperarías, estoy seguro. Es solo que Karina ha dejado tu carta en el cajón de nuestros "papeles, donde van las facturas y esas cosas. Y creo que me ha puesto una trampa.
"He leído tus letras con la misma hambrienta atención que me despertaba escucharte; no "tengo ya aquellas charlas, lo confieso. El caso es que he decidido responderte esa carta, "mas que nada, por ese enojo escondido que he leído con cierto placer, pido disculpas "por eso.
Silvia se sorprende recordando a Alejandro con una sonrisa. En verdad, siempre le descubría los "enojos escondidos" y conversar con él era abrir su mente a cosas impensadas, imprevistas, asomándose a oquedades y luces, acostúmbrandose a eso. 
Se dió cuenta que se había quedado de pie en el mismo lugar donde comenzó a leer la carta; el sobre rasgado a sus pies.
     "Compusimos una buena pareja, es verdad; y estaba aquella complicidad, además. Por "su nombre y su ausencia? Tal vez. A veces pienso, muchas veces, lo admito, pienso en "esa amistad que alimentamos como se alimentan algunos amores: como si cada día fuera "el del último tren. Y todo eso de ese nuevo hombre creciendo dentro de mí también es "verdad, claro.
"Qué raro es recordar ahora nuestros momentos de romance con esa intimidad contigo, "que para mí un descubrimiento: dejarme ir por tu risa, por tus abrazos, por tus piernas "como por un amigable tobogán de arena. Haber caminado las calles de Buenos Aires "contigo, hace que te recuerde en algunas calles de Paris, sobre todo cundo Karina no me "acompaña . Y Karina casi nunca me acompaña.

Ah, tampoco en París lo acompaña. Lo recuerda una madrugada en que comían chocolate en la Plaza de los Dos Congresos y él se puso lejano de repente. "Mirá que lindo es ésto. Karina siempre se lo perdió. Habrá sido mi culpa no hacer que le gustara la calle al lado mío." "Culpa tuya es que yo no camine a tu lado en París", piensa en eso y siente la garganta seca.

     "Voy releyendo tu carta, querida Silvia, y revivo nuestra intimidad sin prejuicios. "Como lograste que yo pudiera alivianar mi carga, contándote esas cosas de mi vida: la "traición de Marisa, su devastadora mentira, que me degradó como hombre hasta el "mismo instante anterior a desear la muerte. Pero no estabas vos ahí, sino "Karina; porque así es a veces el destino. La brisa de la vida, decías vos?
"Ahora creo que me enamoré de Karina por necesidad de salvarme, porque era la que "estaba ahí, en la puerta del Infierno en el que quería quemarme; aunque ahora me "parezca tan melodramático. Y me enamoré contra tda razón, seguramente. Así es como "actúa la desesperación sobre las heridas abiertas, no?

Silvia solloza casi sin darse cuenta. Ha andado hasta el cuarto buscando cobijo en la blandura de su cama, en la calidez del velador, tal vez. Tiembla un poco porque su mente y su alma se envoraginan de veloces recuerdos. Tan intensos. Y siente una amigable cercanía con ese hombre. Ella sabe que fué así como él lo escribe. Muchas veces recostó en su hombro el cansancio de su historia. Se seca las lágrimas por entre sus anteojos para seguir leyendo.

       "Pero quiero que sepas que vos calmaste mucho mas que mis "ardores" (me he "sonreído con esta expresión que me ha traído la especial entonación de tu voz en "algunas frases). Has hecho mucho más, digo: has dado cobijo a mi corazón, sin pedirme "casi nada a cambio. Y hasta hubo un tiempo en que me alcanzabas sin nada más que "recibiéndome como lo hacías. Aunque ahora parezca una ironía, no lo es. Es muy "importante para mí que lo sepas.

"Yo lo sé. Vaya si lo sé, Alejandro." Y se pasó la mano por la frente, tuvo un leve escalofrío.

       "Silvia, que me has hecho reir entre la melancolía con eso de tu cuerpo robusto, tu "edad, tu forma de vestirte! A mi me gusta todo eso, claro. Y tal vez Karina se hubiera "sorprendido, porque está tan ocupada siempre de gustarme, mas allá de lo que necesita "su imagen en su nuevo trabajo! Que tiene un trabajo, ahora, mejor y distinto. Es "modelista de una buena casa de modas, por suerte.
 
Qué suerte, piensa y siente Silvia, que ya no tiene lágrimas.
       "No te he olvidado, querida. Y no voy a olvidarte. Yo necesito de tu recuerdo para "cuando Karina y París me pesan en la espalda y en el corazón. Para cuando Buenos Aires "se me aparece imposible. Necesito tener presente tu mirada, Silvia. Aunque dentro de  "un minuto me digas adiós en tu memoria y en tu cuerpo, me clausures en tu recuerdo.

Ella se siente tomada por sorpresa. Como si Alejandro la estuviera mirando con su mirada esperando. Como si la mirara con aquellos ojos de la primera vez. Porque ella siente que el recuerdo se le desdibuja despaciosamente. Y el enojo se esfuma. Y la triste nostalgia de todo este tiempo.

      "Hubiera sido maravilloso enamorarme de vos, para que te enamoraras de mi. Porque "cuando ando así, como perdido en la bruma de una vida que no termino de elegir, "necesito a esa mujer que escuchó mi advertencia apenas conocernos y me acarició por "primera vez diciendo: "Se fue a París dejándote? Qué enorme dolor, Alejandro!".
"Así que no te voy a olvidar. Nunca.
                                                                                       
                                                                       Alejandro



Un suspiro le recorre las tripas y le sube a la boca un sollozo ahogado.
Mientras se despide definitivamente, en tanto rompe despacio también esa carta que ya no contestará, recuerda otra vez, con toda claridad, aquella advertencia.

"Qué linda sos. Pero no voy a poder enamorarme. Vengo de dos años de amor y un" "reciente abandono. Ella se fue a París. Es una bella travesti. Tenías que saberlo."

martes, 8 de mayo de 2012

abrazo a Clemente



Tuve la enorme suerte de compartir momentos con él, gracias a una amiga que ya no tengo.
No sé si era simpático. Me parece que no. Pero era un tipo de un humor sutil, serio, un pelín irónico, que me encantaba.
Era pintón el Negro, eso sí. Y porteño en la planta.
Me lo acuerdo en una mímica tocando el bandoneón sin bandoneón, que me sedujo completamente.
Tenía muchos amigos. Amigos famosos, amigos célebres, amigos "de antes", de la escuela y del barrio. Y todos lo quieren (a esto lo escribo en presente, si, señor). Eso pinta el verdadero retrato de un hombre.
Tuvo cuatro hijos, dedicados al arte: Tute le copió el talento; Tomás es músico; Aldana, bella fotógrafa. Y Clemente, claro.
Se fue sin irse como se va esa gente que es así, tan necesaria, que no podemos decirle adios. Pero igual, tengo una pena que me decolora el alma y no sé, una necesidad enorme de abrazar a Clemente, que debe estar tan solo, no?
Su nombre era Carlos Loiseau. CALOI, digo. El negro CALOI, en resumen.

domingo, 6 de mayo de 2012

le canto los 40

Mi fotoMire, Piba, no se cómo decírselo así, en público, sin parecerme a la vieja Madama de aquel prostíbulo de Gualeguay, pero... qué década empieza hoy, jesú, maría y josé!
Los cuarenta, bien mirados, que es ahí dónde está el secreto, en mirarlos con ojos de gata que "parece que se deja y... no se deja", con ojos de arena humedita de amanecer entre las manos, con ojos de escote redescubierto en el espejo; en mirarlos lindo, digo, son un manjar que la vida nos regala a las mujeres y hay que saborearlos como a ese chocolate que le confiscamos a la dieta, sin nada de culpa y con entera sensualidad, mire lo que le digo.
A los cuarenta, si no tuvimos hijos, somos las que siempre olemos bien y tenemos libertad para todo; y si los tuvimos, los hijos necesitan de nosotros pero ya no de nuestro cuerpo que se ha ido madurando en otras redondeces y sapiencias. Y si queremos tenerlos a esta edd, también podemos! 
Sabemos con toda claridad que no seremos Eleonora Cassano y que una cumbia o un merengue se nos da mucho mejor al dibujo de nuestra cadera, sin hablar lo que hace un tango con nuestra mirada o un rico bolero en la latitud del ombligo.
Con hombre, con "ese" hombre mejor, la vida es una ambrosía. Pero sin hombre, la vida es una aventura en medio de un mercado con todos los sabores. El amor? El amor es un invento, Piba, un relato del alma, que hay que andar campaneándole a la vida. El amor es un duende controvertido e ilógico. Y a los cuarenta, de este tipo, ya la sabemos lunga.
A esta edad sabemos de lo que nos gusta y de lo que no nos gusta; y ya nadie nos manda a estudiar inglés, ni a hacer mandados. Que hasta podemos hacer un rinraje a la hora de la siesta y patear un tablero a cualquier hora que sea necesario.
Nuestro cabello empieza a tener el color que queremos darle, y la mirada se hace mas extensa, la espalda mas alerta, la piel y el corazón tienen las justas señales de las encrucijadas que debimos cruzar; y nuestra memoria ha dibujado un mapa de recuerdos.
A los cuarenta, Amiga, somos lindas, si no bellas, y empezamos a ser sabias, porque sabemos que el entusiasmo es mejor que la felicidad, que la risa es irreemplazable como las buenas amigas, que una madrugada inolvidable es un delicioso aderezo para el alma y que, a veces da tan rico una cena gourmet como otras, una hamburguesa chatarra: que todo según con quién.
Y que nada se parece a ese momento maravilloso de robarse tiempo para estar a solas con una misma, haciendo lo que se viene en real gana.
Y todo eso, con la bendita sensualidad para gozarla, descubrirla, reencontrarla, inventarla.
Sobre todo, si una elije llamarse Malena y oler a yuyo de suburbio desde la voz a las botas.
Vea, Piba, le regalo un cuaderno todito en blanco y una caja de crayones para que empiece a dibujar su vida con los colores que mejor se le antojen.
Y un libro con secretos. Y un rimmel mágico, para empezar cada vez como si nunca. 
Un espejo que se ríe de la melancolía. Un licor contra los malos recuerdos. Un duende oficial de justicia que desaloja tristezas. 
Y un abrazo como un nido.
                                                                              soy Marta, esta vez