martes, 30 de junio de 2009

al borde de la escritura



"al borde de la escritura, siempre obligado a vivir sin tí".
El paso (no) mas allá. Maurice Blanchot
.
las letras me vienen
y me van
pleamares de lunas
bajamares de soles
y a veces
cornisas tan altas
nidos vacìos
vientos amanecidos
pájaros cantores
.
y luego
ventanas desveladas
de noches sin estrellas
.
y mis ojos
eligiendo los nombres
de tu cuerpo
y las yemas de mis dedos
persiguiendo
adjetivos denominativos
del deseo que nos acopla
y el amor que nos anuda
.
sin embargo
esta soledad cuando te nombro
nombro el nombre
de las cosas
escribo relojes
relato calles
revivo historias
que viva convivo
atestiguo
.
pero
al borde de la escritura
laberinto sin ariadna
edénico
infiernoso
oscuro y feroz
luminoso
de miradas encontradas
.
siempre
me obliga a estar
enmimismada
sin vos.
y sin voz, a veces
.
aunque el amor
.
esta inmensidad.


martes, 23 de junio de 2009

de adioses

"Era una noche cálida, serena, llena de estrellas, con solo los gatos maullando de amor". Andamios- M.Benedetti
.........
Le gustaba dormirse un momento después de amarla como ella se dejaba amar, sintiendo la cabeza de ella sobre su pecho, confiada en el abrazo. Y luego abrir los ojos despaciosamente, olisqueando el perfume de su pelo, repasando suavemente la piel de sus hombros.
Entonces, ella se movía, perezosa como gata y le devolvía la caricia con un beso goloso en su mentón, sus dedos caminando por su vientre y, otra vez, le decía: “tal vez algún día te ame, comoamotu piel”. Y él se reía, como cada vez.
Esta noche ha sido idéntico el ritual.
Ella ha saltado de la cama, juguetona y desnuda como siempre. Se ha apurado hasta el baño y en un periquete aparece en el marco de la puerta con su sonrisa de siempre. Lo mira un instante. Quita la toalla de su cabello húmedo y se recuesta en la cama a mirarlo como Lucio se viste.
Mientras, él le cuenta que está ya harto de su persistente resfrío y que en la función de matineè unos japoneses han pagado doscientos dólares para quedarse dormidos en mitad del concierto.
“Y si mañana te quedas conmigo a curarte del resfrío con sopita de pollo como en las películas?”
“Los australianos de mañana no te lo perdonarían” dice él, petulante, mientras termina de atar los cordones de sus zapatos de charol y acomoda los puños de su camisa blanca, inmaculada, que aún se ve tan bien planchada.
Ella silabea con mirada envolvente: “Me encanta como te vistes, pero me ilusiona cuando te desvistes”.
Lucio dibuja con los labios un beso hacia ella, entrecierra los ojos y repite lo de siempre en un suspiro: “Sos única, querida.”, mientras piensa que le gustaría quedarse.
Y Arlenne le adivina el pensamiento: “Te creería, si te quedaras”.
Y otra vez, salta de la cama y le ayuda con el saco negro, elegantísimo. Y a punto de abrazarlo, huele con mimo su solapa y él insiste en el lóbulo de su oreja que huele suavemente a champú: “Ninguna igual.”
Los toma por asalto un abrazo cargado de besos, de ojos cerrados y bocas abiertas, de lenguas ardorosas y manos inquietas y luego ya no saben cómo hacer para que él quiera irse y ella pueda quedarse.
Así que se miran y dicen “chau”, como si nada.
Ella lo mira otra vez y Lucio le hace un guiño antes de cerrar la puerta de calle.
El hombre sale a la calle con un presagio que le ajusta el nudo de la corbata de manera incómoda: como una tristeza desmadejada, un imprevisto anuncio de otoños, indefinible.
Camina hasta el estacionamiento pensando en ella, despaciosamente y apasionadamente, como cuando le hace el amor y se siente perturbado como un chico pescado en falta.
El aviso de mensaje en su celular lo toma de sorpresa: “Quiéreme de verdad y no vuelvas. Ya no quiero mirarte la espalda.”
Se detiene sin saber qué hacer. Escucha el silencio urbano de la noche y siente una especie de miedo. La atadura de un sollozo le estruja el pecho. Se vuelve unos pasos y se detiene otra vez.
Al principio del principio se lo habían prometido: “Si a alguno le duele, puede decir adiós. Y el otro no puede insistir.”
Después de dos años, casi lo había olvidado. O, en verdad, se hacía el distraído cuando ella le avisaba: “Cuando tu espalda me haga sentir sola, te pediré que no vuelvas”.
“Y eso es ahora” se dijo en voz alta, con los labios resecos, pensando qué harían ahora con sus soledades.
Qué haría él sin ella esperándolo a la mitad de la noche, como un cobijo.
Volvió sus pasos hacia el estacionamiento. Miró la luna entre los árboles deshojados. Qué enormidad la calle y la noche. Con solo los gatos maullando de amor.
.
ilustración: carlos-mundogato.blogspot.com

lunes, 22 de junio de 2009

"voy a dejar la lámpara encendida"


voy a dejar la lámpara encendida
mientras duermes.
Roberto Esmoris Lara
.y
mientras
avisto
para tus ojos
el mejor amanecer
el mejor viento
para tus atinadas velas
la mejor taza de chocolate
caliente
para tu desaliento.
.
sería
si pudiera
la mejor francotiradora
cuidando de tu alma.
.
y la mejor amiga
en tus desvelos.
.
has dicho paréntesis, poeta
y me ilusiono
con una carrera del reloj.
y de esa
ilusión
quedo suspendida.
.
Esmoris querido.






jueves, 18 de junio de 2009

aun si...


.

aun
si duermo
si me distraigo
en algún juego
que me devuelva a tus brazos
limpia de rutinas de oficina
y parezca ausente
si miro
esa pared buscándole
el hilo de agua que la recorre
y parezco ajena
aun
si me silencio
o me anudo
en inútiles rezongos
si lloro sin anuncios
si salgo a la calle
si me trago la lluvia
si me voy de mi
como si fuera otra
.
me urges en la sangre
.debajo de la piel en las retinas
en el pelo en todo
el extenso mapa de mi misma
entre los dedos de los pies
en las manos que cierro
para que estes
conmigo.

martes, 16 de junio de 2009

Para Tere, de Acuario



Ella tiene una especie de claridad que la acompaña.

Es linda, exuberante, contundente.
Mira en voz alta, se ríe desde adentro y llora con recato.
Ella anda por la vida en busca del viento fresco que le entorne la mirada, que le enfríe los labios y le apure el paso.
Mira vidrieras con deseo de comprar –y a veces compra-, mira lejos, cruza calles, defiende sus ideas, refresca sus sueños, y de vez en cuando patea algún tablero, tienta al fauno a la hora de la siesta…. y le produce melancolía ver pasar un tren, sin subirse a ese viaje.
Pero ella es esa buena chica que siempre vive a la mitad de la cuadra, en la calle tranquila del barrio. La mejor vecina, la mas atenta a las necesidad de los otros, la que mejor cuida a los enfermos, la que mejor quiere a sus amigos, la que mejor ama a ese marido que no la ama de lo mejor.
Pero ella, que es tan valiente con el dolor, que treparía por amor cualquier muro y bajaría al mas recóndito hueco, que tiene siempre unos inventados jazmines en el pelo y unas visibles rosas en la cara, es una mujer de esas que se guardan los no para mas tarde, y se queda ensimismada las tardes de domingo por si cambiaran las fichas de ese dominó que juega entre aburrida y expectante.
Asi que, de vez en cuando, se sube al desván de ilusiones guardadas, abre la escondida caja de sus hechizos y elige ese disfraz que tanto le gusta: ímpetu de Alicia en el País del Quiero y Puedo, máscara de Hechicera, alma de Encantadora de Amores Imposibles, paleta de Colores para Pintar Ensueños y sin que nadie la vea, pinta en la pared una ventana y en las ventanas dibuja puertas y en la vereda de su casa pinta un largo camino hacia la libertad que le pone el alma en vuelo, respira el aire que necesita su corazón hambriento, lo mira a Eros frente a frente, se copia de Afrodita, juega con Cupido, se ríe sin recato y por esa ventana deja entrar esa brisa que le despeina el pelo.
El se extraña de su cabello enmarañado y le pregunta:
-De dónde venis, asi, tan despeinada?
Y ella le contesta, de regreso:
- De recoger la ropa limpia.
Mientras sonríe sin recato, con inventados jazmines en el pelo y visibles rosas en la cara.
Con cierto dejo de pereza, el fauno dobla la esquina, sin que nadie repare en su presencia.

Y cómo nos reímos cuando le pregunto:
-Ese fauno ensueñado que me crucé en la esquina…venía de tu ventana?


viernes, 12 de junio de 2009


entonces
ellos eran jóvenes
y su amor
era un nudo azul
-de ese color se amaban-
que la pasión ajustaba
y ellos desajustaban
porque amándose así
caminaban
por la cornisa del pecado.
y luego
el tiempo los espejos
el tren de los días
los diversos vestidos
los otros.
se fueron
desanudando.
ya no hay
cornisas al borde
del pecado.
sin embargo
los ojos
las bocas
las manos
los pubis resucitados
de vez en vez
los anudan.
y es azul otra vez.

martes, 9 de junio de 2009

feliz cumpleaños, cecy de cecy!!!


Feliz día y feliz año, amiga querida!
Y buenaventura para el resto de tuvida.
Me ha encantado escuchar hoy tu voz llena de la mejor alegrìa.
Es que este será un año de esos en que los espejos se hacen amigos de nuestra risa.
Que tienes una ilusión nuevecita y la irás viendo crecer hasta estallar en aquellas calles, en aquellos bares, con el cielo que te parecerá cercano a tu corazón, me imagino, con lo que nos gustan a nosotras aquellos modos y aquel lenguaje!
Y te hago este regalo: un montón de globos que adelanten los relojes poniéndote, mientras tanto, el alma ya en vuelo!
.
Un apretado abrazo
soy maría con acento, esta vez.

lunes, 8 de junio de 2009

cursilería 2



       Cuando nos encontramos, yo caminaba por el cordón de la vereda como si fuera una cornisa y la brisa de la vida era parecida a un rasguño inevitable en medio de la cara.
Apenas, la levedad de Cleo suspendiéndome por instantes la tristeza.
La risa era una costumbre muscular y obligatoria: estrategia de ocultamiento de la desventura.
La aventura de saltimbanqui porque si, se había tornado, por el desencanto, en el desganado intento de una dieta saludable.
Una vestidura de mí recorría la rutina de mis días.
Y de pronto, acá estabas frente a mí, mostrándome lo que ya no me importaba ver.
Te colaste por los intersticios de nuestras miradas y nos invitamos a caminar contra el viento, contra el frío, contra la costumbre, contra las diversas razones de la cordura.
Desplegaste ante mí un alegato de ilusionista y yo me dejé ilusionar, sin pensar en el minuto siguiente.
Fuimos encontrándonos en los porqué no? y en los porque sí!
Y pisamos, sin querer, alguna baldosa floja que casi nos salpica el alma; que nos hizo cambiar el paso, tomarnos de la mano, agregar otra charla a las entrelazadas, íntimas, felices charlas nuestras.
Y mientras, el amor nos delineaba como cómplices, nos templaba como espadas, nos colmaba como cántaros, nos dibujaba como una encrucijada, nos soslayaba de los insípidos cánones, nos estrujaba en abrazos sedientos, nos empapaba de besos y nos lanzaba despaciosamente a las aceras, a las mañanas de domingo, a la mirada de los otros, a nosotros.
Y fuimos amándonos solo hasta mañana, como jugando.
Como inventando una colorida rayuela, con tus lápices y mi libreta de notas.
Mirándonos en el uno, riéndonos en el dos y el tres, redimiéndonos en el cuatro, alimentándonos de deseo en el cinco y el seis, re conociéndonos en el siete, enlazándonos en el ocho, abrazándonos en el nueve, encielándonos en el diez, como en una mágica rayuela que se repite y se repite. Y se repite.
Asi que ahora, que vamos amigando a Eros con Cupido, a Baco con Doña Petrona, a Freud con Doña Disparate, al Sol con la Luna, a la arena de la playa con las tardes de invierno, a la risa con los besos incontables, a las charlas de piernas enlazadas con los sensuales silencios, sin que importen los avatares ni el juego de los relojes, te regalo para siempre el loco cielo de mi Rayuela.